lunes, 29 de diciembre de 2008

Can Saládrigas, nuevo uso


La reforma de la fábrica de Can Saladrigas no acabará antes del 2011
La transformación de Can Saladrigas como equipamiento municipal no se contemplará antes del 2011. Si bien a principios del 2009 abrirá la esperada biblioteca en esta antigua fábrica del Poblenou, el presupuesto del ayuntamiento para el presente mandato no contempla inversiones para construir los equipamientos que irán en las dos últimas plantas.El motivo es que la previsión inicial era destinar esos espacios al museo de la cultura industrial, pero finalmente se decidió trasladarlo a la antigua fábrica Oliva i Artés, donde el legado industrial del Poblenou tendrá mayor prestancia. Según el concejal de Sant Martí, Francesc Narváez, todavía se tienen que decidir los nuevos usos. Entre las propuestas está ampliar la biblioteca o construir un equipamiento educativo en torno a las artes escénicas. En cualquier caso, ninguno de los proyectos se realizará este mandato porque no hay presupuesto.UNOS 25.000 DOCUMENTOSA la espera de que se concreten esos equipamientos, Can Saladrigas abrirá en dos meses la biblioteca, que llevará el nombre del historiador y miembro del archivo histórico del Poblenou, Manuel Arranz. Aunque la mayor parte estará en la primera planta, la entrada se ubicará en el hall del edificio. La sala de lectura tendrá 1.550 metros cuadrados y contará con 25.000 documentos, internet y zonas de revistas y diarios.El edificio cuenta desde el 2004 con un hogar del jubilado en la planta baja y albergará en la misma planta una sala de actos y el Centre Imaginaria Festiva, un espacio dedicado a la cultura tradicional, esto es a los gegants, capgrossos y bestiari del distrito de Sant Martí. Dispondrá de una parte documental, una escuela, un taller, un espacio para organizar debates y cursillos y una sala insonorizada.Según la asociación de vecinos del Poblenou, el "buque insignia" de los equipamientos del Poblenou, abrirá con mucho retraso. El vecino Joan María Solé recuerda que cuando Ferran Mascarell era el titular de la concejalía de Cultura, un cargo que dejó en el 2006, se comprometió a poner en marcha Can Saladrigas antes de las elecciones del 2007. Pero no fue así. Tampoco se consiguió que el edificio estuviera listo el pasado Sant Jordi, ni por la fiesta mayor del barrio, en septiembre.Las obras, que costaron unos 12 millones, acabaron el pasado julio. Los trabajos se complicaron porque se tuvieron que micropilotar los cimientos porque el peso podía ser excesivo.

domingo, 28 de diciembre de 2008

El Raval industrial

A principios del siglo XVIII, las industrias empezaron a instalarse en medio de huertos, conventos y casas gremiales. La prohibición del año 1718 de importar tejidos estampados favoreció la aparición de la industria manufacturera. Entre 1770 y 1840 se produjo la industrialización definitiva del barrio del Raval. A partir de la segunda mitad de 1700 empezaron a aparecer nuevas calles con fábricas y viviendas para los trabajadores. Desaparecieron las casas gremiales o se subdividieron en muchas viviendas de alquiler para acoger a los numerosos campesinos que huían del hambre del campo (crisis agrícola de 1765-1766). Los trabajadores de las fábricas se quedaron a vivir en el Raval., cerca del trabajo. Este barrio se convirtió en el más denso de Europa y se aprovechó hasta el último metro cuadrado edificable. Entre los años 1783 y 1785, se instaló la industria Erasme Gònima y se levantó la mayor fábrica de tejidos, hilados y estampados de su tiempo.
Las jornadas de los obreros eran de doce horas (desde las cinco de la mañana hasta las ocho de la noche). En el año 1829, según el Padrón de Fabricantes, en el Raval había 74 fabricantes textiles, 2.443 telares y 657 máquinas de hilar. Destacaba la fábrica Bonaplata, instalada en la calle de los Tallers. Tenía entre 600 y 700 trabajadores y era la primera que se impulsaba con vapor. La culminación de todo este proceso fue la instalación conocida como casa-fábrica, donde coincidían las instalaciones fabriles, la representación institucional y la residencia del fabricante. Este es el caso de la España Industrial en el año 1839 en la calle de la Riereta. El Raval era el único lugar dentro de las murallas donde se podían edificar construcciones grandes, ya que era poco atractivo hacerlo en el exterior a causa de la inestabilidad política (Carlismo y bandolerismo). Además, estaba cerca de la salida natural de Barcelona como ciudad portuaria.
El mantenimiento de unos sueldos bajos, unas largas jornadas laborales, el cierre de las fábricas como demostración de fuerza de los fabricantes, la supresión de la sopa de caridad y la persecución de las asociaciones obreras hicieron que el 2 de julio de 1855 estallara una huelga bajo la consigna general del derecho de asociación y la jornada laboral de diez horas. Las revueltas obreras contra las mecanizaciones modernas y diversas epidemias de cólera llevaron a tomar la decisión de derribar las murallas en el año 1859 y permitir así la expansión urbana e industrial fuera de un núcleo urbano insalubre y fácilmente controlable por un movimiento obrero que empezaba a organizarse. El éxodo empresarial hacia la planura de Barcelona empezó a principios de los años sesenta. Una larga lista de fabricantes salían del barrio siguiendo las teorías higienistas de Ildefons Cerdà . En el nuevo modelo de ciudad, el Raval ocupó una situación periférica como barrio residencial obrero. A principios del siglo XX continuó teniendo una composición social eminentemente obrera. Los movimientos de los barrio alcanzaron una importancia que rebasó sus fronteras. En 1870 se celebró el Primer Congreso Obrero Español; el año 1871 el principal sindicato catalán de la época, el textil, se adhirió a la Primera Internacional, y en 1888, de la calle de los Tallers salió la convocatoria para reunir a todos los delegados del país para fundar la UGT en el mismo barrio.

viernes, 26 de diciembre de 2008

La Barcelona del siglo XIX


Esta vista de mediados del siglo XIX muestra la intensa actividad de la ciudad, a pies de la montaña de Montjuïc. A pesar del cinturón de murallas, Barcelona desplegaba su desarrollo industrial (al fondo, chimeneas de las fábricas del Raval) y su expansión comercial (a la izquierda, naves en el puerto; y a la derecha, la estación del ferrocarril), que en 1848 inauguró la primera línea, Barcelona- Mataró.
Barcelona reunía todas las condiciones para tener un rico, extenso y formidable Patrimonio Industrial.
Con esta primera entrada de presentación, comienzo esta andadura.
Chimevapor.