miércoles, 8 de abril de 2009

La Unión Metalúrgica






En la calle Pamplona nº103 y Almogávares nº 123, nos encontramos con la puerta del pabellón de entrada a lo que fue La Unión Metalúrgica, creada en 1889 por Dionisio Bobina, aunque sería en 1903 cuando se inscribe como Sociedad Anónima con la participación de cinco inversores más. Con el derribo de la antigua muralla de Barcelona y la aprobación del Ensanche de Cerdà, a finales del siglo XIX, Barcelona tomó una nueva imagen ordenada y geométrica. No sólo las nuevas construcciones que se hacían en la ciudad tenían que respetar la alineación oficial. Sant Martí de Provençals, antiguo pueblo del plan anexionado en 1897, también tenía que crecer respetando la cuadrícula. Esta es una de las causas que hicieron que, entre 1899 y 1906, La Unión Metalúrgica fuera denunciada en diversas ocasiones: sus construcciones eran ilegales habían sido proyectadas por el maestro de obras Domingo Balet entre 1892 y 1898 . El asunto, sin embargo, se resolvió y, entre el 1908 y el 1914, la nueva fábrica no dejó de crecer con la construcción de nuevas cuadras y cubiertos. Es ahora cuando se construye la característica fachada de la calle Pamplona, firmada por el arquitecto Josep Maria Plantada, en julio de 1914. Las ampliaciones del edificio se explican por la constante expansión de la empresa. Un crecimiento común a todas las empresas metalúrgicas de Sant Martí durante las dos primeras décadas del siglo XX, lo que hizo de este sector lo más importante de la época en la zona y relegado, en segundo término, el líder anterior: el textil. La Unión Metalúrgica se constituyó como sociedad anónima en 1903 gracias a la asociación de cinco inversores y de un técnico entendido, Dionisio Bobina, que aportaba al negocio sus ideas y el conocimiento. En la manzana de Poblenou donde estuvo situada la fábrica Unión Metalúrgica, actualmente se conserva la fachada de ladrillo del edificio de oficinas de la fábrica, aunque no está protegida por el ayuntamiento. Por encima de la antigua fachada sobresalen los edificios de oficinas, llamados Verde y Azul, que suman una superficie de 15.700 metros cuadrados. El complejo incluye un aparthotel, de siete plantas, y se distribuye en 87 apartamentos.

2 comentarios:

  1. només m'ho sembla a mi que és una aberració el que hi ha fet al darrere, no sé a quin "diàleg" deu haver apelat l'arquitecte de torn per justificar tal barbaritat!

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  2. El meu pare va trebsllar aqui i m' alegro no ho hagin llançat al terra. No nomes per això si no tb que es patrimoni industrial que s' ha de valorar

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