El edificio que hoy conocemos como Palau de Mar corresponde a los antiguos Almacenes Generales de Comercio (AGC), el único edificio conservado del viejo puerto industrial de Barcelona. Fueron proyectados en el año 1881 por el ingeniero Maurici Garrán, primer director de la Junta de Obreros del Puerto de Barcelona, con la intención de destinarlos a depósitos comerciales.
Los AGC, que forman parte del conjunto de elementos más importantes del patrimonio industrial de Cataluña, se terminaron de construir en la primera década del siglo XX y fueron rehabilitados y transformados a partir del año olímpico de 1992.
En la actualidad acogen el Museo de Historia de Cataluña, el Departamento de Bienestar Social de la Generalitat de Cataluña y diversos negocios de restauración.
La Revolución Industrial trajo importantes cambios en el mundo del mar. Las silenciosas embarcaciones de madera impulsadas por la energía del viento fueron arrinconadas gradualmente, pero de manera implacable, por las embarcaciones de hierro y acero propulsadas por ruidosas máquinas de vapor. Tanto las características técnicas de las nuevas embarcaciones —más eslora y más calado—, como los criterios empresariales que regían su actividad —reducción de las estancias en puerto y más rapidez en las operaciones de carga y descarga—, obligaron a replantear todo el sistema portuario. En 1868, con la voluntad de hacer frente a las nuevas necesidades, se constituye la Junta de Obras del Puerto de Barcelona.
No existe duda —él mismo lo reconoce— de que el proyecto se inspira en los edificios portuarios ingleses de la época. Todavía hoy es fácil reconocer la familiaridad entre los docks de los puertos de Londres o Liverpool y los AGC de Barcelona. La fuerte personalidad de los docks ingleses, basada en su particular función, los ha convertido en piezas emblemáticas de la Arqueología Industrial, disciplina histórica nacida en Inglaterra después de la segunda guerra Mundial con el objetivo de estudiar y conservar los restos materiales del modo de producción capitalista.
Maurici Garrán entendía que un depósito comercial portuario debía tener una serie de condiciones básicas: ser seguro y de fácil vigilancia y control, tener una ubicación cercana a los barcos, facilitar las operaciones fiscales y estar situado cerca de la ciudadLa forma de la planta y, sobre todo, su distribución obedecen a razones operativas, entre las que hay que destacar: facilidad constructiva, ahorro económico, garantías de seguridad, posibilidad de compartimentar, imperativos aduaneros y facilidad de vigilancia.
Los trabajos se iniciaron en 1885. La primera fase fue la fundamentación, labor complicada porque que se hacía encima de la Playa de los Pescadores. El 17 de diciembre de 1894 se adjudica la obra a la sociedad «Material para ferro-carriles y construcciones». Y el 31 de mayo de 1900 se dan las obras por terminadas.
A lo largo de sus cien años de vida, el edificio de los AGC ha conocido múltiples usos, entre los que destacaríamos el de Cuartel del Cuerpo de Carabineros. Las razones por las que no se utilizaron casi nunca como depósito comercial fueron entre otras: una ubicación excesivamente alejada de la bocana del puerto, las dificultades operativas en comparación con los tinglados de una sola planta y un alto coste de mantenimiento.
FOTOS: Chimevapor FUENTES: Breve bibliografía de referenciaAlemany, Joan. El Port de Barcelona. Port de Barcelona, 1998
Capmany, Maria Aurelia. Fem memòria. El Port de Barcelona. Lumwerg Ed., Barcelona, 1990
Clavera, Joan et al. Economía e Historia del Puerto de Barcelona. Ed. Civitas, Madrid, 1992
Tatjer, Mercedes. La Barceloneta del S. XVIII al Plan de la Ribera. Los libros de la frontera, Barcelona, 1973